MARIA PEÑA DE LA CRUZ, R.M.I. "Una religiosa como otras"

PEQUEÑA HISTORIA DE ESTE LIBRO

 

          Leer los cuardernos de anotaciones íntimas de mi hermana, recoger datos y depoimientos, ordenar todo y escribir lo poco que hay mio en este libro, me llevó cerca de 15 años

          ¿ Por qué tanta demora para un libro tan pequeño y tan sencillo?

 

          Yo mismo me cuestionaba por qué varias veces abandonaba todo, para de nuevo un dia, tiempo despues, retomar el trabajo  apreciandolo bajo nuevas perspectivas y rehaciéndolo de nuevo.

 

            Hoy me parece que durante los años en que fui conviviendo con la historia de Maria Penha da Cruz, su influencia espiritual, me impulsaba también a buscar, mi propia renovación interior.

 

             Un día, me pareció que el esquema del libro estaba bien armado, y los originales entregados al juicio crítico de personas juiciosas para que opinaran al respecto. Durante un largo tiempo fueron sometidos a la apreciación de expertas religiosas y del censor teólogo, que se manifestaron favorablemente.

              Finalmente, el Sr. Obispo autorizó la edición del libro.

 

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Redacción:  Diacono CARLOS  (hermano de Hna. Peña)

Revisión literaria: Ir. JOAQUIM SFREDO  F.S.C.

Arte Gráfica: Equipo de Tipocagrafía del Orfanato "El pan de los pobres de San Antonio"

 

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AQUELLA SED DE AGUA VIVA      

 

  La presencia dinámica del Espíritu Santo

 

Un día MARIA PENHA DA CRUZ pidio a nuestra Señora que las persoas con quien ella tratase sintieran, al separarse de ella, la gracia de una gran fe y un gran amor a Dios y a Maria Sentísma.

Al lanzar este libro contando su histõria, lo hacemos con la esperanza de que ella, desde el cielo, pida lo mismo para todos lo que lo lean.

 

I.

MARICOTA

 

Maria Penha da Cruz, R.M.I. era su nombre religioso. El nombre civil era Maria Kraemer Haesbaert.

 

Nació el 26 de noviembre de 1915

 

Vió la luz de las lámparas encendidas, y después, la luz del día, en la Ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, región del extremo sur de la patria brasileña.

 

Porto Alegre, entonces, era una ciudad de rutinas,   centro político y económico de una extensa área bajo la colonización rural. Todavía no habia despertado para el esplendido desarrollo industrial que hoy ostenta, ni soñaba con la población de más de un millón de habitantes que ahora tiene.

 

Los bisabuelos de María Peña de la Cruz eran colonizadores extranjeros. Eran los Miranda, (portugueses), los Bittencourt (franceses), los Kraemer (alemanes) y los Haesbaert (originales Haasbaart, de etnia (holandesa). Gente que, como centenas de millares, vino a poblar y trabajar al coloso, llamado Brasil.

 

Habia antecedentes religiosos en la familia.

 

            Jean Petter Haesbaert, su bisabelo paterno, nacido en Alemania y emigrado de pequeño para los Estados Unidos de Amérca del Norte, vino para nuestro pais como joven luterano, vocacionado para el misnisterio de pastor con la formación todavía inclompleta, con el fin de prestar asistencia religiosa a los primeros colonos alemanes llegados a lo largo de Feitoria, San Leopoldo, sobre el Rio dos Sinos y distante cerca de treinta kms. de Porto Alegre. Permanció muchos años al servicio de su rebaño allí y en Bom Jardim (hoy Ivoti) y Hamburgo Velho (hoy Novo Hamburgo) y con piadoso epitafio de sus fieles, descansa entre crisantemos en el cementerio de la comunidad luterana en el barrrio de Hamburgo Velho.

 

Su tia abuela, Isabel Bittencourt Miranda, Hermana de la Caridad de S. Vicente, dedicó la mayor parte de su larga vida a los pobres enfermos de Santa Casa, en la ciudad de Rio de Janeiro, entonces capital federal de Brasil.

 

El padre de Maria Peña de la Cruz, Carlos Scheiner Haesbaert, era un pequeño comerciante y viajante comercial en el interior de Rio Grande do Sul. Hijo de colonos de religión luterana, era hombre bueno y generoso, extremadamente querido. Amante de la música, acompañaba a su esposa a la Iglesia católica para tocar el violín, mientras ella tocaba el órgano. Del mismo modo se invertía el procedimiento en el templo protestante. Murió joven, tenía 39 años, víctima de la epidemia “española” en 1918, cuando María apenas contaba con tres años de edad.

 

Honorina, era el nombre de la madre de Maria Peña, Todavía joven al perder a su esposo, se las vio con siete hijos, el menor de ellos con apenes siete meses y el mayor, solamente con diez años. Con la ayuda y cariño de parietes, Honorina, enfrentó inicialmente un periodo de epidemias de plagas propias de los campos de batalla, de la así llamada Primera Guerra Mundial.

 

Quien viese a la linda Maricota, como era llamada de pequeña, con rizados tirabuzones que la fotografía nos recuerda, no se diria que su salud estaba seriamente afectada, ya a los tres años, con pertinaz enfermedad. Sus pequeños pulmones cargaron hasta los 18 años, las consecuencias de aquel período de enfermedades generalizadas que tantas víctimas hicieron en la población mundial despues de la guerra de 1914-1918